Excavaciones
arqueológicas han hallado pequeños envases de cristal o alabastro que sirvieron
hace miles de años como contenedores de productos de belleza, y algunas de las
esculturas o bajo relieves de civilizaciones tan antiguas como la egipcia
demuestran que el uso de productos cosméticos ha sido una realidad durante
siglos. Esto indica que el cuidado personal y el esfuerzo por lucir bien no es
una invención moderna.
Sin
embargo, la historia también ha podido demostrar que muchos de los productos
cosméticos utilizados en la antigüedad no eran de calidad. Isabel I, que trajo
una era de prosperidad para Inglaterra, también es recordada por haber
utilizado maquillajes fabricados con materiales como huevo, vinagre y plomo,
que aunque lograban el objetivo de dejar el rostro perfectamente blanco,
siguiendo los estándares de belleza de la época renacentista, también
resultaban ser de mala calidad y dañinos para la salud.
El
propósito del maquillaje es precisamente embellecer a las mujeres, no dañar su
piel o su salud, por lo que es muy
importante saber identificar cuáles maquillajes son de calidad antes de empezar
a ponerlos en el rostro.
Antes
de dictaminar qué significa calidad en el mundo del maquillaje, hay que tener
en cuenta que cada mujer debe conocer bien su tipo de piel para determinar cuál
maquillaje será bueno y cuál no. ¿Eres de piel seca o grasosa? ¿Necesitas
productos hipoalergénicos? El problema
no siempre es la calidad del maquillaje, sino la falta de conocimiento de la
propia piel.
Al
hablar propiamente de la calidad del maquillaje, se puede decir que hay que
observar ciertas características del producto: pigmentación y textura
Pigmentación: en el
caso de las sombras, la pigmentación debe durar entre 8 y 10 horas si el
producto es de una marca profesional. Si deseas probar la calidad de las
sombras, usa los dedos y las manos: con un pequeño roce la sombra debería
quedar profundamente marcada en los dedos. Cuando la sombra es de mala calidad,
ésta no pintará los dedos, sin importar cuanta presión pongamos en el producto.
Lo mismo es cierto para los labiales: uno bueno maquilla en una sola pasada.
Textura: las bases se
distinguen por su consistencia. Cuando una base es buena, la piel será capaz de
adquirir el tono de manera uniforme; si, por el contrario, la base es de baja
calidad, será necesario aplicar muchas capas antes de lograr uniformidad. En el
caso de las mascaras, las que son de calidad no dejan grumos, sino que por su
consistencia casi aguada logran resultados deslumbrantes.
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